“Dios le da Pan al que no tiene dientes”, comento mi abuelo sentado desde el sillon contiguo al sofá donde yo estaba, en la casa de mi madrina, la noche del festejo del cumpleaños de esta ultima.
“¿Por qué? Pregunte yo recostado, temiendo conocer la respuesta de antemano.
“Tenes tantos Clubs (Deportivos) cerca de tu casa a los que podrías ir y vos no vas a ninguno”
Mi abuelo materno es una persona que se gano mi respeto y admiración, huérfano desde muy joven, tuvo que dejar sus estudios primarios y dedicarse a trabajar para mantenerse , a pesar de todo, mediante los libros y la lectura, mi abuelo ha logrado de cierta manera informarse sobre todos los temas.
Ahora el problema es que mi abuelo tiene 88 años, ciertas mañas que siempre tuvo, se le fueron agravando a cierto punto que cada vez
“Bueno abuelo, si vamos al caso, vos ahora te podrías casar con un hombre y no veo que lo hagas, no quiero ir a ningún club, no me interesa, no tengo ganas y jamás seria socio de un club que me acepte como miembro” Le respondí (Si, use una frase de Groucho Marx)
Entiendo que el deporte es bueno y aunque mucho lo creyeran, llegue a ser bueno trotando, Ahora que tengo vacaciones, voy a aprovechar para trotar de nuevo, pero hay veces que el tiempo no alcanza y no es que vivo de joda.
Por otro lado, realmente los Clubs deportivos me ponen incomodo, no me siento a gusto con ese tipo de gente y me siento fuera de lugar. Tal vez ese sea mi problema, pero así soy yo.
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