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Mientras todos escriben sobre lo solos que se sienten... yo escribo lo inverso.
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sábado, 13 de febrero de 2010

Una Historia De San Valentín.

Se acercaba el 14 de febrero de algún año, ellos están enamorados, hace bastante, sin importar cuanto.

Él: Hermosa ¿Qué hacemos este 14? -le pregunta mientras le acaricia el pelo a su enamorada. Los dos en la cama, desnudos después de un momento de intimidad apasionado.

Ella: Ehhh ¿Nada? -Le responde con su mirada antisocial de odio hacia todo y todos, especialmente en estas fechas como San Valentín. EL piensa lo increíble que es que una persona tan linda pueda odiar con tanto fervor.
Él: Si, la verdad que tienta, uno tiene ganas de salir, pero se encuentra con 1000 pelotudos queriendo hacer lo mismo.

Ella: Todo está más caro, lleno y decorado de manera horrible -Agregó complementándolo, como siempre se complementan los que se aman.

EL punto era claro, ellos quieren salir, pero la realidad tienta a la gente a no hacerlo, lo increíble del día de San Valentín es que marca la hipocresía de las parejas, que durante todo el año no hacen casi nada juntos, pero ese día quieren salir a festejar todos juntos a la vez, sin pensar que agotaran la capacidad de todos los lugares y luego harán colas interminables… cosas que se hacen a menudo para conseguir un lugar decente, que a su vez estará mal decorado y repleto de personas que ni se dan la hora en plan romántico.

Él: A mí me mata la hipócrita, el amor no se festeja un día, no sale solo uno día al año, es algo que se tiene o no se tiene -Comenta fuera de si el enamorado
Ella: Ya sé cielo, pero vos sos único -Le contesta con una tierna sonrisa la enamorada.

Como hablar de amor cuando solo se hace un día -pensaba la pareja.

Ella: Además, es todo tan berreta: chocolate, peluches, regalos pelotudos y mersas. Y todos contentos con el mismo regalo.

Él: Comprar algo original es más difícil mi vida -dijo pensativo -Aún así tengo una sorpresa para vos - agregó -este domingo, salimos y te doy el regalo.
Ella: Pero… la gente, el ruido, el decorado, el precio, no tenemos plata y me dan ganas de matar a todos… como todo día de San Valentín.

ÉL: Nada de eso va a ser un problema, todo lo contrario… tengo una sorpresa -agregó mientras se comenzaba a vestir -Tengo que ir a buscar tu regalo -La besó tiernamente en la frente, se terminó de arreglar y se fue de la casa de ella.

Ese mismo domingo, la pasa a buscar en su auto, ella se sube y él le da un par de guantes de goma y una venda, “Ponete esto y cubrite los ojos, cielo. No quiero que arruines la sorpresa” Le dice mientras se pone su par de guantes, ella hace caso; viajan un rato y luego llegan a destino. La hace bajar a ciegas, le quita la venda; están enfrente del restaurante más exclusivo de la zona más distinguida. Las reservas completas como para cualquier día festivo.

“Querida, anda entrando que yo hablo con los valet parking”, ella entra despreocupada, espera en el gran sillón del salón principal, todo estaba lleno y no tenían reserva. No iban a poder cenar, él aparece con dos cajas de cartón, con forma rectangular, las apoya y las abre “Feliz Día mi vida” le dice y le señala dos moto sierras nuevitas, completamente afiladas “Ya sabes que hacer cielito”. Cada uno agarra la suya, prenden los motores a nafta y empiezan a faenar uno a uno a los comensales, quienes están demasiado amontonados para poder huir, demasiado aterrorizados, ebrios y sorprendidos.

Uno por uno los clientes del lugar, los mozos, los cocineros y los administrativos son convertidos en carne picada, por la enamorada pareja que ahora bailan contentos cada uno con sus moto sierras. Los gritos de dolor de la gente, el ruido los huesos quebrados, los tendones rotos y los órganos triturados los exita.

Con todo ya terminado y una pila de órganos y sangre dentro de un balde, él saca una muda de ropa para sí y otra para ella -“Mi vida, es hora de la coartada” -llegan a cambiarse y lavarse deshaciéndose de de los restos de lo que antes eran personas.

Salen por la puerta principal, él rocía a los valet parking con el contenido agrio del balde, tomándolos por sorpresa y obligandolos a tomar las moto sierras y en cuanto los empleados comienzan a gritar como locos, llega la policía, completando una escena perfectamente montada.

La pareja declararía que había llegado al restaurant con la idea de cenar, cuando vieron salir a los dos hombres con las moto sierras en mano y cubiertos de sangre.
Sin testigos vivos que los contradigan, y las pruebas a su favor: ellos están limpios y los empleados no. Las moto sierras solo tenían las huellas dactilares de los valet parking, ya que habían sido ellos quienes habían ayudado a bajarlas del auto antes de guardarlas en la caja.

La adorable pareja salió impunes. ÉL la llevo a su casa para festejar su victoria ante un día tan patético como San Valentín, de pasada compraron comida en un automac, pidieron una buena cantidad de hamburgesas. El mejor 14 de febrero de todos.

4 comentarios:

Bee dijo...

Lindo muyyyy lindo =)

je!

Beso

Bee

Desencantada dijo...

Creía que era la única que pensaba en matar a la gente =D

Alejandro Posse dijo...

San Valentin es la ocación justa para una masacre.

Reina dijo...

Y casi paso por alto este post.... jaja

El tipo APOYA...

Manual del Buen Hueso