A la segunda estación que me subo yo, aparece por la puerta un travesti, va, creo que ni para eso calificaba, era un flaco en minifalda de jean y musculosa blanca, era un ente horripilante, pero claro, no solo le bastaba con ser feo, realmente feo, si no que también, apenas se cerraron las puertas, ¡se puso a GEMIR! O hacer un sonido gutural espantosamente asqueroso…
Por supuesto, viajar con un travestí horrible gimiendo no era suficiente para el día y el travestí dejo de gemir para pasar a cagar a trompadas a la puerta del tren, repetidas trompadas a puño cerrado le dio , para después mirar a la gente y decirle, “no tengan miedo, yo solo me hago daño a mi mismo”, las estaciones pasaban, el travestí estaba cada vez más loco y cada vez más se acercaba la hora de bajarme, mierda y si o si tenía que pasar por al lado de ese loco ¿ y si se volvía loco y me quería cagar a trompadas? No iba a quedar muy bien llegar al trabajo después de tener un encontrado con un travesti loco.
Por suerte, el tipo se fue a la mitad del vagón, y de la nada saco una maquina que hacia ruidos similares a una afeitadora, pero no se veía que era, claro, que el aparato ese dejo de hacer ruido y el trava loco se puso a gritarle al aparato, insultar a la maquina, a la familia de la maquina (¿?) y boxear las manijas del tren.
Por suerte pude bajarme del tren sin cruzármelo, solo pido a dios no tener que volver a ver a ser tan bizarro.
1 comentario:
Era un zulma lobato cualquiera jajaja
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