Odio estar enfermo, odio tener gripe ( como tengo en este momento) me hace sentir dolor, débil.
Siento algo acido en mi garganta, siento mi pecho dos veces más grande… pero lleno de dolor, mucho dolor, dolor y fuego. Me cuesta caminar, mis piernas tiemblan, me cuesta tragar, cada vez que lo hago siento una barrera a la altura de la garganta… y lo peor de todo, me cuesta pensar.
Me miro al espejo y perezco desfigurado, con ojeras peores que las comunes, con la cara hinchada y brillante por la baba, mis ojos se aclaran y lo único que recuerdo es como la única persona que se dio cuenta de que mis ojos cambian de color, no va a volver.
La enfermedad es como ser un niño castigado, no puedo hacer nada de lo que me gustaría, me aburro, estoy solo y ni tengo fuerzas para salir ni ánimos para llamar a nadie.
Lo bueno es que al menos no tengo fiebre, si no estaría delirando
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